Tai Chi en el Hospital Iturraspe
ENTREVISTA CON EL PROFESOR DANIEL PEÑA
Esta gimnasia de origen chino está orientada a la salud. Concibe al cuerpo saludable en un estado de movilidad, de disponibilidad y funcionamiento para acciones de fuerza, tensión e incluso relajación. El cuerpo relajado no significa débil, ni pasivo.
P: ¿Cuáles son los movimientos y las prácticas habituales?
DP: Son ejercicios diseñados para generar una movilidad global, flexibilizar las articulaciones, elongar de una manera suave, trabajando en conjunto con una respiración profunda, lenta y atendiendo siempre al movimiento. Cuando uno acude a un gimnasio, puede estar en una bicicleta o una cinta y observar mientras tanto un aparato de TV. Acá lo que se requiere es que cerebro y cuerpo trabajen aunados todo el tiempo, percibiendo cómo uno se para, cómo uno se mueve, dónde siente y dónde no siente tensión. Mente y cuerpo están en una interacción constante con el movimiento.
P: ¡Cómo llega Usted al Tai Chi, siendo profesor de expresión corporal?
DP: Yo me inicié en esta disciplina allá por el año 1987, luego estuve en Brasil, donde la presencie y practique muy incorporada en la cultura y en las prácticas cotidianas, muy natural. Después comprendí que, teniendo una educación no formal, no llegaba a cubrir una mirada acerca del cuerpo humano, de la didáctica de la enseñanza, de la biomecánica del movimiento, de la reflexión filosófica y antropológica acerca de lo corporal. Fue por eso que ingresé como alumno al Liceo Municipal de Santa Fe, y egresé como Profesor de Expresión Corporal. Todo eso me amplió la mirada de cuáles disciplinas de la gimnasia oriental son más apropiadas para nosotros, nuestros gestos deportivos, nuestra cultura, nuestra manera de ser, sentir y movernos.
P: ¿A qué población del Hospital Iturraspe está dirigida esta propuesta?
DP: Desde hace un mes, más o menos, proponemos una gimnasia muy sencilla en los jardines del Hospital, pero aún así vemos cómo toda la gente que pasa se queda observando lo que hacemos, como entendiendo que algo interesante y saludable está pasando ahí dentro, aunque no tengan del todo en claro qué es. Y un poco esa era la idea, estar con esta propuesta abierta a la comunidad en general, considerando que los espacios de salud pública comprendan una mirada de práctica saludable y no queden sólo como espacios de la enfermedad o de lo enfermo. Si bien todavía estamos en una etapa de conformación, de construcción del espacio, queremos recibir derivaciones de pacientes, en particular, me interesa aceitar los mecanismos como para que lleguen, por ejemplo, de reumatología, personas con disminución de su movilidad corporal, para los que otras gimnasias son muy duras o agresivas, por lo cual no acceden al movimiento y entran en un círculo vicioso que los aleja de él, cuando justamente lo necesitan.
P: ¿Esta es una gimnasia menos dura, menos agresiva?
DP: Es un automasaje a partir del movimiento. Ejercicios muy simples de balanceo, elongación, una selección de ejercicios de muy fácil solución por parte del alumno. Sumando aquellos gestos para los que culturalmente estamos preparados, porque nos son más propios, porque hay de los otros, movimientos que nos resultan muy extraños y que nos llevarían mucho tiempo abordarlos, y a la vez requieren una estructura muscular o corporal acostumbrada a ellos, y no es nuestro caso. Por eso, separo una gran cantidad de movimientos que no son favorables: no creo que haya disciplinas beneficiosas en su totalidad, sino que uno debe hacer una selección de lo que se debe poner a disposición del otro como singularidad.
P: ¿A qué edad conviene este tipo de gimnasia?
DP: A todas las edades, mientras las personas tengan autonomía de movimientos. En mi trabajo profesional he realizado experiencias muy positivas con pacientes cuya discapacidad era motriz, hemos tenido alumnos que trabajaron sentados en sillas, porque el cuerpo es muy solidario en sí mismo. El cuerpo se presta a la actividad, por eso no conviene enfocarse en la limitación del otro, ya que la limitación es como una parte nada más, hay otros aspectos que están sanos, son saludables, están vitales, y cuando se estimulan esas áreas, hay una especie de apropiación y un compartir interno del estado saludable que no significa ausencia de malestar sino mejorar la calidad de vida.